By Francisco J. Barral
Por tratarse de un relato corto y para evitar desvelar más de lo necesario sobre este libro, cuya lectura nos ocupará hasta el próximo 25 de abril, en el Club de Lectura Matinal, resño tan sólo lo que su contraportada dice:
«En la cárcel de Santiago de Compostela, en el verano de 1936, un pintor dibuja el Pórtico de la Gloria con un lápiz de carpintero. Los rostros de los profetas y de los ancianos de la Orquesta del Apocalipsis son los de sus compañeros republicanos de presidio. Un guardían, su futuro asesino, lo observa fascinado…
La historia de ese lápiz, conductor de memorias, portador de almas, continuará hasta nuestros días.
El autor retoma aquí el hilo de la tragedia española, la guerra que estremeció al mundo y marcó la historia del siglo XX. Pero esta novela no es una novela más sobre la guerra. Trata de la vida de los hombres y de las mujeres en el lado más salvaje de la historia. Trata de la fuerza del amor ocupando el hueco abismal de la desesperanza (…) Una novela escrita desde hoy y para siempre. (…) Cuando todo se derrumba, cuando el mal se erige en sistema y la crueldad en norma, ¿puede un lápiz salvar el mundo?«
Escritor sobre todo en galego, no me resisto a citar un texto en esta lengua sobre esta misma obra:
«O lapis do carpinteiro (…) 1936. Daniel da Barca é un médico e intelectual socialista. A súa moza, Marisa, é filla dun home de negocios cercano ós fascistas e oponse á súa relación. Cando comeza a Guerra Civil, Daniel é detido polo garda Herbal e trasladado á cadea. Os presos, sempre vixiados polo sombrío Herbal, tratan de superar a angustia do encerro utilizando a imaxinación.» (http://www.culturagalega.org/)
Esta novela ha sido adaptada al cine, «El lápiz del carpintero, dirigida por Antón Reixa, interpretada por Tristán Ulloa, Luis Tosar, María Adánez, Nancho Novo»
«Manuel «Manolo» Rivas Barrós (n. La Coruña; 1957), es un escritor, poeta, ensayista y periodista español cuya obra se desarrolla fundamentalmente en lengua gallega, aunque también escribe artículos en castellano para el diario El País.
(…)
Es autor de tres novelas cortas: Los comedores de patatas («Os comedores de patacas») (1993), El lápiz del carpintero («O lápis do carpinteiro») (1998), Premio de la Crítica española, llevada al cine por Antón Reixa, y En salvaje compañía («En salvaxe compaña») (1995), que ha sido reeditada con correcciones del autor en 2004. Sus últimas obras son El héroe (2005), teatral; Los libros arden mal (2006), una novela y Os Grouchos (2007), un ensayo periodístico. Junto con Suso de Toro es la cabeza visible de una generación de narradores gallegos con amplio eco de crítica y público en España.
(…)
Comprometido con su país y su realidad, Manuel Rivas fue socio fundador de Greenpeace en España, y ocupó cargos directivos en la organización durante varios años. Durante el desastre del Prestige, participó en la creación de la plataforma ciudadana Nunca Máis.
En octubre de 2011 fue nombrado doutor honoris causa por la Universidade da Coruña, siendo investido el 23 de marzo de 2012.» (es.wikipedia.org)
En su Blog personal (al que se puede acceder pulsando sobre su fotografía), Manuel Rivas publica con fecha 10 de abril la siguiente cita (XLVI, según su cuenta): «Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez. (Principio de Hanlon)«. Y verdaderamente, creo que la destaca debido a la importancia que puede tener para él y como forma de entender el mundo, que quizás sea más simple de lo que nos imaginamos… 🙂
Y ya que termino divagando … Hagámoslo completamente … Sobre el principio de Hanlon («Robert J. Hanlon y apareció por primera vez en un libro recopilatorio de chistes relacionados con las leyes de Murphy, publicado en 1980), encuentro en wikipedia lo siguiente:
«Una cita similar también aparece en el cuento de Robert A. Heinlein «Lógica del imperio», publicado en 1941: «Has atribuido a la villanía condiciones que resultan simplemente de la estupidez». Debido a esto, hay quien alega que el principio de Hanlon es una corrupción del «principio de Heinlein».
Otras observaciones de la gran influencia del error humano sobre la maldad aparecen en varios trabajos. En el libro de Goethe: Las cuitas del joven Werther (1774), se lee:
«Los malentendidos y la negligencia crean más confusión en el mundo que el engaño y la maldad. En todo caso, estos dos últimos son mucho menos frecuentes.»
Albert Einstein también creía en el poder de la estupidez:
«Sólo hay dos cosas infinitas; la estupidez humana y el universo. Y no estoy muy seguro acerca de lo último.»«
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